viernes, 6 de agosto de 2010

Disfrutando.

Los fines de semana Amelie descansa en su casa, le gusta despertarse a la mañana y que su madre vaya hasta su cama para darle un beso en la frente con una agradable sonrisa y que luego se dirija a la cocina a prepararle algo calentito y rico. Le gusta abrir las cortinas de su enorme ventana y que el sol le de en la cara para despertarla y le fascina el calorcito abrazador que éste irradia. La música siempre esta presente en sus momentos de paz en los cuales ella escribe, come chocolate con almendras de vez en cuando, lee, o mira las actualizaciones de sus cuentas por Internet.
A veces los viernes Amelie sale con sus amigas, va a la casa de su querida y más preciada compañera que ya es casi como su hermana, parte de su sangre. Sino, también le gusta llegar a su casa temprano, comer algo rico y liviano así, finalmente, luego se recuesta y toma una siesta mientras escucha música que le transmite tranquilidad.
Amelie, actualmente, no tiene un hombre en su vida. Lo ha intentado, pero su resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas.
En cambio, ella, cultiva el gusto por los pequeños placeres. Hundir la mano en un saco de legumbres, preparar postres de chocolate y mientras los hace tomar con una cucharilla un poco de esa deliciosa mezcla suave aun cruda, y también mirar como las nubes se abren frente a sus ojos en el horizonte, todas amontonadas y con curvas, como grandes masas de algodón esperando a que algo las toque
así se difuminan en el aire.

-M♪ca,ela.