Siento que
algo queda en el tintero. Como quien quiere escribir un retrato propio y
dibujar con palabras lo mejor que se pueda la curva diminuta del labio que
surca horizontes pasajeros y llega a la nariz, como quien percibe a la
distancia el aroma del antiguo don de fluir.
La lejana
crea con su vestido rojísimo un mundo de fantasías que deja estelas a su paso
invitando al ser humano a florecer y permitirse inundar corazones dormidos con
la dulce miel de sus manos.
Allí la
lejana se detiene a medio camino del puente en Paris, abre las manos y
comprende que repentinas gotas de lluvia, casi soberbias, se deslizan por todo
su atuendo. Incluso mojan, a penas, aquella curva diminuta del labio que surca
horizontes pasajeros que una vez quiso pintar de palabras escritas el aire.
Como quien
bebe la vida entera y la descubre, incluso antes de vivirla, la lejana descubrió
que su vestido rojo era la epifanía permanente de la pasión.
By: Nuné
(el arte es un estado del alma)