viernes, 1 de julio de 2011

Destellos de luz.

Uno cree a ver visto todo a los dieciséis/diecisiete años pero de repente y sin previo aviso, unos ojos te descubren.

No mentira, no se ve todo a los diecisiete.

Bueno depende, para lo que quieren mirar más allá de la ventana, encontrarle la luz a la habitación oscura, un punto blanco a la flor más roja, todo es posible.

Y se dice que los ojos son la ventana del alma, y no hace falta estar enamorado para verla, no hace faltan palabras de más, ni brillo celestial. Hace falta quien quiera ver esa profundidad, la esencia misma que guarda cada ser sobre la existencia de la humanidad.

Pero otros, simplemente, lo tienen desde sus más remotas vidas, y solo en algunas experimento el sentir del otro tan cercano como el propio.

Ver el alma, pero verla de verdad.

Podrías, si, tranquilamente ocultarte detrás de ese manto negro que te cubre y te lleva donde no querés, donde las garras te lastiman y los miedos te aterran, donde la armadura se vuelve de cristal y se rompe incendiando ese espacio que compartís con vos mismo y la propia naturaleza que venís arrastrando de tantas vidas.

El oscuro mar en el que te sumergís cundo menos lo esperas, tiene la luz más hermosa que te podría rodear en realidad. Esa oscuridad es la sanación ajena, y queda a tu alrededor de manera estática y conservadora, te atrapa y no te suelta, se alimenta de las almas pobre de palabras y fortalezas. Pero, sabes, si. En tu caso es diferente.

De vos depende poder teñir a la oscuridad de estrellas. Por qué crees que te cuesta dibujarlas en tu pintura?, por el mismo motivo que te cuesta iluminar la sombra que te invade. Y no esta llena de maldad, tiene las penas de los demás.

Esa es la diferencia.

Pintar es un arte. Vivir es un arte. Si se pinta como se vive, imaginate lo que seria vivir como se pinta.

Pinta las estrellas en tu manto oscuro para que te iluminen por completo, esa oscuridad vino de la sanación, pinta tus estrellas en tu cielo. Es posible que luego de eso, sepas que hacer con ese dibujo tan perfecto de un rojo poblado de lucecitas que no se ven a simple vista, pero si desde los ojos del corazón.

No olvides nunca: en todo lo malo hay algo bueno. Pero para que decir "viceversa" si se sabe, quedate con lo bueno, te lo obsequio con una sonrisa.

por: M♪camelí (con dedicatoria a quien corresponde)

Instantes (3)

Desde una terraza lejana al piso de lo que seria esa callecita que a penas se ve, solo una parte de ella, un auto estacionado, una puerta colonial, creo observar en mi memoria un tiempo tan antiguo como las mismas arrugas de mi mano.

Veo el instante en que la forma de un hombre camina y se desvanece a dos pasos, tal vez un romántico que toque a la puerta tres veces con un ramo de flores detrás de él, yo puedo ver ese ramo, pero ella delante mantiene su cara de sorpresa hasta que él se decide y la sorprende con fragancias y rosas.

Creo poder observar desde allí edificios, si alzo mi mirada un poco, las luces de ellos comienzan a poblar el cielo que solo se ve en pequeños espacios. La ciudad es chica, los edificios son grandes.

Desde donde estoy parada, inmóvil, tomada de la baranda, miro abajo, y veo la soledad de las callecitas que pueblan este suelo lleno de empedrados. Y antes de subir, como mis pies estaban cansados y no estaban como para un “todo terreno”, el empedrado de Buenos Aires me cansó y me subí a la sera y medio angosta, medio disfrutando, medio observando, medio sonriendo caminé hacia donde les describo lo que observé y se grabo como una fotografía con marcas del tiempo en mi mente.

Creo ver a todos y no ver a nadie, creo ver la ventana que da a un baño pero la luz esta apagada…todavía.

Creo veo a una mujer planchado. Y ropa tendida con gotitas picaras que se desprenden de ellas para luego fundirse en el pequeño espacio científico que las identifica y las describe como ache dos o. Pero son más que eso, porque cuando miré al cielo, calló una de ellas en mi nariz y todo mi cuerpo se estremeció a causa del frío.

Creo que Dios también puso a secar su atuendo único, blanco como las mismas nubes.

Creo que puedo ver mucho más desde donde estoy, al recordar mi memoriosa foto desde la terraza de un amigo que hace mucho no veía.

Tal vez la literatura sea ese camino que llene el alma de los que me lean.

Tal vez la mía.

Tal vez, solo se fundan en el viento y el tiempo se las lleve y las dispersen a otro lado del mundo para luego reaparecer en mis sueños.

Como una fotografía.

por: M♪camelí.