No hay
porque desesperar. La lejana sabe lo que hace, ella busco entre sus libros, los
que se ocupan de decorar su conciencia. Descubrió mil historias, pero una en
especial le tranquilizaba el alma.
La lejana
sabia que había hablado palabras sinceras y confesado hasta su última prenda de
ropa. La lejana sabe que su conciencia esta desnuda de polvo.
Pero a veces,
sentada en el banco del puente en París, ella extraña. Y algunas tardes tiene ganas
de extender sus brazos y simplemente abrazar.
by: Nuné
(el arte es un estado del alma)