jueves, 21 de febrero de 2013

Diario de la lejana (27)


No hay porque desesperar. La lejana sabe lo que hace, ella busco entre sus libros, los que se ocupan de decorar su conciencia. Descubrió mil historias, pero una en especial le tranquilizaba el alma.
La lejana sabia que había hablado palabras sinceras y confesado hasta su última prenda de ropa. La lejana sabe que su conciencia esta desnuda de polvo.
Pero a veces, sentada en el banco del puente en París, ella extraña. Y algunas tardes tiene ganas de extender sus brazos y simplemente abrazar. 

by: Nuné
(el arte es un estado del alma)

viernes, 15 de febrero de 2013

Diario de la lejana (26)


La lejana fue prudente.
A su alrededor se encontraba múltiples destellos de luz. Todos hablaban, le guiñaban un ojo. Otros la invitaban a salir y muchos la dejaban plantada. La lejana no era cualquier cosa. No era cualquier lejana en un puente. No era cualquier lejana en un puente llevando suave por su cuerpo un vestido rojo de seda y su abrigo de terciopelo por el invierno de Paris. 
A veces algún que otro apasionado se siente obnubilado por ella. La toma de los hombros y la besa explicando en cada caricia que no hay nadie como aquella en el puente con vestido rojo de seda. Así era. Sin embargo, siempre se terminaban yendo. A veces tuvo suerte la lejana y le rompían el corazón. Lo dejaban a su lado esparcido con sus mil cristales. Entonces en pleno invierno la lejana saboreaba cálidas y saldas lágrimas que jugaban en su rostro hasta dormirse en la comisura de sus labios pálidos. 

La lejana lo sabe. 
Entre tantos destellos de luz que pasan a su lado, algunos rozándole la cintura con la mano, otros incitándola a pequeños momentos de placer, sabe. 
La lejana sabe en lo más profundo de su espejo almico que hay un sol tras las nubes perfecto para ella. Aquel que se quede a su lado iluminando su vida, sin ser simplemente un destello. Aquel que la tome de los brazos, bese sus labios pálidos en el puente de Paris, se acerque a su oído y le susurre: Al fin llego a vos, te veía desde lejos. Desde siempre. Como no verte, con tu vestido de seda rojo. 

by: Nuné
(el arte es un estado del alma)

jueves, 14 de febrero de 2013

Antaño (1)

Corrí cruzando la calle sin pensar en lo que podría sucederme, sino más bien en que podría sucederte. Corrí y dejé mil árboles atrás, dejé calles inconclusas. Corrí casi podía volar. Corrí y creo que llegue a verte pero no eras y pedí perdón también
Corrí tanto que me dolían las piernas que me ayudaban a alcanzarte. Llegue tarde. 
Corrí dejando Lyon atrás, y sin embargo no te encontré. 

Tal vez no hacia falta correr entre calles vestidas de polvo que seducían la tristeza. Hacia falta reencontrarnos en el mismo café cerca del cielo, y seguir la historia que una vez fue interrumpida, trágicamente, por murmullos de guerra en plena Francia del 35´.

by: Nuné
(el arte es un estado del alma)

miércoles, 13 de febrero de 2013

Suena una extraña melodía  Alguien la inspira en mis poesías  no se quien es. Alguien que no esta cerca, me hace sentir escalofríos de los que te abrazan.
Hay momentos en que me susurra canciones que nunca había escuchado y me gusta sentir como todo a mi alrededor desaparece y solo somos nuestras canciones unidas en un susurro de alguien que inspira mis poesías, alguien que no esta cerca, me hace sentir escalofríos de los que te abrazan.

by: Nuné
(el arte es un estado del alma)

viernes, 8 de febrero de 2013

Diario de la lejana (25)


Mi madre tenia razón –confesó- todo sueño debe tener el sostén de la realidad. Al fin y al cabo, es la única que según como bailes con ella, hace que puedas llegar a aquel sueño una vez soñado.


Hay lágrimas que ruedan sobre el rostro de la lejana. Aquella que es tan frágil, la inocencia de una conciencia pura, una niña con zapatos rotos. Se mira al espejo repetidas veces al día, e insiste en que conteste. Su otra, la que completa su ser.
Anhelos que perduran en el tiempo, son como pétalos que los sopla el viento, viajan por el mundo y vuelven para dormirse en el balcón.
La lejana no lo comprende, como es que su alma pocas veces habita su cuerpo. Como es que cada lágrima salada etérea seduce a  Melancolía, su mejor amiga, y Soledad, la olvidada.
Entra en su habitación y vuelve a sentir el perfume de la vida, lagrimas dulces ruedan por la comisura de sus labios, donde reside la orilla del mar. La lejana posa sus labios en la ventana fría y un escalofrío la recorre desde la coronilla hasta sus frágiles tobillos de marfil.
Sabe. El invierno la espera con un abrigo de lana y boinas de colores que cortejan los árboles sin hojas. Pero la lejana sabe bien, su poesía es tan eterna, que hasta en una gota de sus lagrimas, puede encontrarse la inmensidad infinita del mar. 

by: Nuné
(el arte es un estado del alma)