Nadie
sospechaba, claro. Nadie sabe la verdad. Pocos miran a los ojos directamente,
pocos se atreven a la Verdad. Mezcla de bullicios de campanas y resonancia del
amor, las energías se mueven si hablo y…
En la
secreta ilusión del amante, ambos no saben por donde comenzar. Desterrados de
todas las posibilidades se miran fijamente y le sonríen a estrellas que
melancólicas y sublimes en su simple existir los acompañan a cada paso.
Los ojos
tan miel, eterna profundidad del espejo. La misma profundidad que ella,
tiene ojos café. ¿Acaso nunca probaste la miel en el café? Saben tan
complemento y perfección que da gusto beberlos juntos.
- No
recuerdo lo que pactamos, a penas estoy despertando –confiesa la otra parte.
- Ya lo
sabrás –le asegura la parte consciente – solo fluye. Siempre estoy ahí. Recorda
cuando bailamos…
- Cuando
bailamos…
- ¿Te
acordas que te tome de las manos? Era de noche y las estrellas eran velas
anunciantes de un despliegue único. El nuestro…
- Y te mire
a los ojos y…
- ¿Y que
más?
- Me
hablaste sin hablar…y te escuche con tanta claridad, llevabas un vestido bordo,
largo…con dibujos, somos los mismos al bailar, tan…
- Exacto.
Ojos tan
tiempo y miel, ojos tan café…nunca mejor combinados y servidos sobre la madera
lustrada dentro de un bar, sonaba una canción francesa, vos siempre sentándote
en el mismo lugar, del lado de la ventana. Y tímida te sonreía.
Un día te
acercaste y me susurraste…recordas? Yo si.
By: Micaela Nuné Halacyan
(el arte es un estado del alma)