domingo, 27 de noviembre de 2011

Recordáis?

Interesante no crees? Es una exquisita sensación el poder de la intimidad del ser. Ese espacio tan dentro que esta fuera de nuestro alcance cuando no logramos entenderlo, ni asimilarlo.

Pues, no debe de ser complicado, aquí en la alta sociedad todo se puede.

No me mal interprete Duquesa, pero creo que exagera las cosas. Vosotros, este pueblo, sabéis bien que no se debe presumir. Lo sabéis, porque osas en hacedlo siempre? Tu belleza externa es infinita, la de tu interior también, pero aun no sabes manejarlo. Discúlpeme, espero sepa comprenderme.

Lo se madame, lo sé. Usted cree que un gran vestido como el mío hace las diferencias a mis pensamientos, las joyas y todo lo demás. Pero comprenderos bien, pues tu eres una de las mujeres que más ha revolucionado todo este mundo. Tanto hombre junto, ya no nos miran como antes. Y que nos queda más que a las mujeres, que presumir un poco, para poder sentirnos…bellas aun.

Bellas seréis todas siempre Duquesa. Sin embargo, aún no comprende mi punto, no se trata de cuantos hombres estén o no bajo nuestros hechizos, o nosotras bajo los de ellos…

Oh por Dios! Jamás.

Dejadme terminar por favor Duquesa; trato de explicarle la simpleza que es el quererse y comprender su propia alma, sin necesitar hombre o mujer a sus pies para sentirse bella, querida, o como quiera sentirse. Todo se lo proporciona y quita usted sola. Siempre. Tan fuerte es, como pretenderá que…

Qué? Acaso estar frente a todo este pueblo no envejece mi figura?

No, ni su alma envejecerá. Sepa apreciar lo bella que es por dentro, perdóneme, pero debo decirle “compañera” ya que tantas tardes entre té y galletas de canela han alimentado mi buen hablar y ha dejado usted un espacio entre nosotras para ser cómplices de charlas tan profundas como esta. Solo quiero, poder expresarme correctamente, siéntase a gusto con lo que es, solo con usted misma Duquesa.

Lo comprendo mi niña. Tú eres una revolucionaria, y llegaras a ser una gran escritora, creedme. Y comprendo tu objetivo. Te entiendo. Lo pondré en práctica, porque nada se le compara a momentos como este. En todos mis años de reinado, jamás nadie me ha hablado con tanta sinceridad. Brindemos por nosotras y nuestra infinita belleza desde el alma, como usted me esta enseñando a entender, brindemos porque no sea esta la última vez que nos reunamos una tarde bajo nuestra sombrilla.

Dios la bendiga Duquesa.

A ti, Marie. 
By: Micaela

miércoles, 16 de noviembre de 2011

C'est la vie


La vida es eso que trascurre a tu lado, que suele darte la mano para que se la tomes y camines junto con ella el sendero de la colina del conocimiento, de la experiencia, de las alegrías de las tristezas.
Y allí es donde te encuentras con todos. A algunos la vida los sigue detrás cabizbaja porque el que debe tomarla de la mano no lo hace, la ignora y no se percata que también tiene una. Otros tienen la vida adelante, donde ésta ultima se acelera demasiado, y ellos no pueden seguirla, porque no se sientes capaces, otros porque no la han notado y otros porque simplemente se dejan guiar. También hay de los que tienen la vida entre el alma y el cuerpo, son aquellos que la vida los atraviesa y les hace vivir las cosas más intensamente de lo normal. Y están a quienes les pasa la vida por encima, y no se dan cuenta de que existe una.
Pero están quienes también hablan de la vida como algo ajeno, y la vida no es más que uno mismo viviendo, soñando, caminando paso a pasito llenando su jardín de flores o de lágrimas (según como se viva). Como vivís vos?
A mí me gusta sembrar flores en mi esencia, y respirar la luz que proviene del sol y que cada mañana me despierta con rayitos cálidos, abrazar con mis alas a los seres que adoro, y mirar más allá…de los perceptible con los ojos.

By: Micaela

domingo, 13 de noviembre de 2011

Caricia al alma


La simple presencia y el saber de un ángel a mi lado, hace que sienta una caricia en todo mi ser, es como una luz permanente que me acompaña. Mis ojos fueron bendecidos por poder verlo solo una vez, y las demás son solo brisas de su luz que me traspasa y me cuida. Me cuida tanto.
Tiene alas que son como almohadas para que descanse en paz  en él y me cubra con su cálida luz que es como un abrazo del mismo Universo. Su túnica es tan perfectamente larga y sedosa como los más bellos pétalos de las flores más hermosas del mundo, esas que les da el sol siempre y el cielo les regala lluvia para que crezcan y sean cada día más princesas de su jardín.
Me mira con ojos tiernos y sonríe felicitándome por cada logro, cuando mis lágrimas ruedan y lastiman mi rostro me da palmaditas en la espalda y me acompaña toda la noche, pero cuando las lágrimas caen felices por mí, él me regala mil pétalos de luz que me ayudan a disfrutar del sabor salado de las gotitas de roció que ahora se han emocionado.
Tan solo tener el don de poder escribir y poder sentirlo, me basta para vivir feliz. Y eso no hay quien me lo quite. Pueden hacer cualquier cosa los que me rodean, pero soy tan libre como mi alma, y tengo una mano a mi lado que siempre me toma las mías para guiarme y quererme. Así como soy.
Gracias, a mi Ángel de la guarda ()
By: Micaela

sábado, 5 de noviembre de 2011

Calidez espontanea


Y no escribirte tal vez y siempre flores y amaneceres, sino dibujarte en palabras corazones y letras enamoradas del amor que me apasiona compartir con una figura imaginaria y tal vez con un futuro que fluye y yo lo dejo fluir mientras me adentro más en las mil y una noche en tus sueños esperando la espera lógica y sonriendo a carcajadas simplemente por el roce de los pétalos que me hacen cosquillas y acarician tu conciencia. Pues, no me quedaría aquí toda la noche escribiéndote si no quisiera compartirte mi jardín de margaritas, mis muchas maravillas y tal vez un café mientras nos hamacamos y somos felices solo por existir y tenernos sin tocarnos, a penas respirarnos las esencias, a penas rozarnos los recuerdos. Recordándonos. Tal vez, recordándote.

By: Micaela

La esquina de enfrente.

Un inquebrantable sigilio, casi estremecedor jadeo me acecha, me sigue los pasos por toda la habitación mientras intento escapar. Pero no me muevo, me sitúo inmóvil en una esquina blanco y negro que me cubre de todas las miradas a acusadoras y tal vez de todos los miedos.
Relámpagos carcelarios que me sellan en el silencio del terror y no me dejan salir del hueco en el que estoy, comienzo a mirar toda la ventana que está delante de mi mientras lo único que alumbra mi habitación es esa luz de la lluvia, esa luz sin vida de un blanco solitario cuando los truenos no tienen piedad y los relámpagos relampaguean en el horizonte inmenso que da a la calle y un árbol que roza mi ventana como una interminable campanada del juicio de mi alma. Pero yo no hice nada malo, y lo se.
De un momento, tras un haz de luz que alumbra toda mi habitación una figura oscura se sitúa en la otra esquina que me mira frívola y acechante. A penas puedo distinguirla, y cuando nuevamente vuelve a alumbrarse mi recamara, la figura me mira con ojos asesinos, la tengo tan cerca de mi que su respiración helada se me cuelga por los huesos y apenas puedo pensar en nada.
-Has cometido muchos errores mi niña -acentúa la voz que me delata- no, muy mal, que malas tus actitudes mi niña.
Y resuena una carcajada que me para el corazón, en el mismo instante en que mi cuerpo queda tumbado en el suelo y la sombra siniestra la mira con asco diciendo y afirmando para su pleno placer –Ja, pobre pobre. De que sirven tantas buenas almas si todas terminan igual, salvando a otra y queriendo desafiarme. No, muy mala tu actitud.

Y de desvanece, como si nada hubiera ocurrido.

By: Micaela


viernes, 4 de noviembre de 2011

Le dome

A la sospecha de imperfección universal contribuye este recuerdo que me legas, una cara entre espejos y platillos sucios. 
A la certidumbre de que el sol esta envenenado, de que en cada grano de trigo se agita el arma de la ruina, aboga la torpeza de nuestra ultima hora.
Que debió trascurrir en claro, en un silencio donde lo que quedaba por decir se dijeran sin menguas.
Pero no fue así, y nos separamos.
Verdaderamente como lo merecíamos, en un café mugriento, rodeados de larvas y colillas, mezclando pobres besos con la resaca de la noche.

de: Montparnasse