jueves, 2 de febrero de 2012

Nuevo


Descubrí algo en el viaje. Cuatro días, ver el mar y sentir las olas que chocaban contra todo mi cuerpo. Sentir la arena permanente bajo mis pies. Descubrí maravillas en cuatro días.
Relataba mi mente, sin que yo me enterara exactamente. La otra, que me miraba de cerca, me relataba y yo a penas respiraba observando el horizonte. Teniendo en cuenta cada bello detalle, cada partícula de agua, de mar, de gotas. De todo.
En fin. Relataba mi mente mil sentimientos que me tomaban en el instante en que respiraba el aire de playa, de absoluta (y casi insultante) relajación.

El primer día allí, con mi compañera, festejábamos. El mar mismo, como se lo conoce, nunca estuvo tan hermoso. Nos abrazaba, nos tiraba, nos acariciaba y nos quitaba de encima todo peso extra que agobiara. Las horas corrían, y nosotras sentíamos que el tiempo se detenía en cada ola que nos miraba de frente y rompía a nuestra cintura.
La lejana me miraba y sonreía, lo hacia con ganas. Mi amiga también. Y yo que más decirle al Universo que: namaste. En el exacto instante en que salimos, y la arena seca nos inundo hice fama de mi felicidad diciendo lo maravilloso y agitado que éste estaba, el que nos invito a bailar. Le dije a mi compañera lo que sentía, era la perfecta despedida de todo lo que habíamos transcurrido. Pero ella fue más rápida, más lista. Lo sintió diferente, y a mi me gusto.
Ella me miro y me confeso: lo siento más como la bienvenida a todo lo nuevo, a todo el cambio que ahora vamos a emprender. El nuevo camino.

Aplausos. El mar nos acercaba a lo nuevo.
Y aquel cambio lo estuve esperando tanto, como mi amiga, y la lejana que me observaba de cerca.
By: Micaela

Cuenta cuentos

Es preferible entender el "porque". No se, tal vez me rebele contra tu espejo que no es ni deja de ser. Y resulta difícil (a veces creo no a ver aprendido la lección).


Las aguas se hundían, todo era mar adentro. Aves que volaban cerca y a penas se mojaban luego que las olas rompían con furia sobre otras. 
Había veces que Julieta estaba cansada, entonces entornaba los ojos y miraba hacia el cielo. Cansada, suspiraba. Era un sin fin de melodramas lógicos, poseer tanto y compartirlo con todos pero que siempre le falte una persona mas.
A veces Julieta se sentaba en la ventana de su habitación, y observaba la noche como alguien ausente, como un silencio eterno y las estrellitas lejanas ni la tocaban. Entonces ella creía que eran mil velas que para no lastimarla con su calor, se alejaban. 
Si soplaba el viento, sentía que en cualquier momento apreceria, pero era la mente la que le jugaba un juego sucio. Tipicamente humano. Entonces se aburría, y a la vez la sumergía karmaticamante. 
Un día Julieta ya no supo que hacer, tenia tantas cartas, tantas canciones. Tenia besos en el cajón de arriba. Abrazos y lagrimas en el de abajo. Si, Julieta tenia la perfecta imperfección del amor guardada en sus puños para soplarlas al viento en el momento indicado.
Pero no, nada había sucedido. Leía y releía (que había hecho mal?). 


Una tarde Julieta se tiro en paracaídas, pero se le rompió la soga que la sostenía. No se exactamente donde cayo. Dicen que los brazos de un joven la sujetaron. Pero todavía no.
No era.

By: Micaela