sábado, 22 de febrero de 2014

Diario de la lejana (51)

Hay un cierto sabor amargo sobre la mesa, mezcla de hambre saciado, limón rayado y dulce de leche artesanal, de esos que tienen sutiles grumos que se deshacen en la boca.
Ganas de abrazar.
La Lejana tiene el pijama puesto, en el puente el clima esta noche es cálido, a penas se escuchan a los niños yéndose a dormir y los besos de despedida: -Bonne nuit, mon amour...Todo transcurre como siempre ceremoniosamente, pero la noctámbula debe quedarse un rato más apoyada en el barandal del puente con el mentón sobre sus manos cruzadas.
Suspiros.
Mira al cielo, las últimas aves visibles, las estrellas que se esconden entre luces de la ciudad, luna insaciable de vestido blanco y rostro amontonado de ojos y puntos.
Cerrar los ojos.
La Lejana se recuesta en su cama, sola. Estira los pies, siempre le gusto sentir las sabanas suaves en todo su cuerpo, va cerrando las puertas, los puentes, las penas, los desencuentros, los amores, los cafés, los libros, los retratos, las caricias, la malicia...cierra todo. Se prepara para dormir sin pensar.

Pensando.

Ilusa Lejana, ilusa ¿Cuando entenderás que estas compuesta de música y palabras...que es la perfecta composición del sonido permanente en tu ser?

Cierto, lo olvidé. 

La Lejana cierra lo ojos...le susurran: -Bonne nuit, mon amour y ella se limita a decir: -Merci

Merci.

Hay un puente, a lo lejos ojos claros, y miel y... La Lejana se despega de su cuerpo, un rato nomas.

Un rato.


By: Micaela Nuné Halacyan
(el arte es un estado del alma)