Me encuentro con tu susurro en el viento. Aquel que me salvo
tantas veces en esta vida de no clavarme un cuchillo oxidado, dejar lágrimas
para hidratar mi cuerpo, cortarme las uñas y pintar las paredes en vez de
arañarlas.
Me salva tu susurro cálido, viene como brisa veraniega que inunda
mi habitación de repente. Me abraza tan suavemente y me dice: basta, basta, no cargues
sentimientos pesados. Basta, basta, no derrames lágrimas melancólicas. Basta,
basta, estuve siempre, solo que ahora estas despertando.
Me salva tu mano. La recuerdo sobre mi cintura en Paris. La
recuerdo despidiéndose cuando moría el sol regalándome matices indescriptibles
cerca del castillo en mil setecientos algo. Te recuerdo cuando tengo miedo
porque soy consiente que no soy consiente. Tu mirada en el bar, la bandeja
sobre la mesa, tu sonrisa media y mi palpitar descomunal.
Me reencuentro con tu susurro en una canción que me habla de la
eternidad, y recuerdo que no estoy sola jamás. Siempre hay muchos, en realidad
son brisas. Pero siempre esta tu susurro en mi mente dándome un aliento similar
al salvavidas. Aquel que me contuvo y nunca lo supe.
Ahora si. Estoy despertando.
by: Nuné
(el arte es un estado del alma)