sábado, 9 de abril de 2016

Boga

Entre ocurrencia y ocurrencia tomo prestada la música del mundo que aún no conozco pero que si, en la actualidad, tocan tus oídos. Me limito a escuchar esas letras en todos los idiomas de géneros infinitos que nos delimitan los sentidos, nos explotan las metafísicas ganas cantar y sumirnos en un licor, ojos cerrados y apreciarla. Simple, ella simple y sola. La música misma a construido mas puentes que la lejana y Alina juntas.  Entre ocurrencia y ocurrencia, tomo prestada la música que llega a tus oídos y que aún no conozco. Aún.
Play.


Escauriza baja corriendo, tiene zapatos con tacos limitados y Boga la sigue. Los lugares estaban ocupados, Escauriza se desespera y atenta contra el susto de uno de los mozos, acosándolo básicamente e insistiendo “tiene una mesa libre? Es preciso, necesito una mesa” la respuesta la hace saltar. Típico en Escauriza. Cinco años. Una al fondo, solita, alejada. Llena de magia y con unas risas escondidas que se descubrirían más tarde.
Una silla extraña. Suelo inclinado, en bajada. Puerta conduciendo a una cocina con parrilla de fondo, pero acaso… ¿no era un lugar donde la pesca era la mejor carnada? Inoportuno. Observa Escauriza, fascinada, las lámparas de papel reflejadas en el vidrio de frente, de lejos un puente a penas visible y la noche llenita de nubes. Boga, desespera, “vino más vino!” “¿Más?” piensa Escauriza.
Dos opciones, si seguía con esa política de vino fluyente por sus venas podía dormirse ahí mismo, por el simple estado mental de calma y completitud. Así que no. Agua para Escauriza. Boga borracha.
Deleite de dos pescados. Si, apréciese la palabra como una forma de burlar a alguien. Porque son y serán eso. Piscuí. La noche siente que no llueve pero no dejan que se sienten afuera, vaffan…”POR QUÉ!?” piensa Escauriza “acaso nadie tiene compasión, nadie mira el clima en la tele?” Pero recuerda que el pronóstico no suele acertar bien. Y una vez más, así fue. Llovimos por dentro.
Escauriza y Boga comen entre deleite de elixir y manjar de los dioses algo muy simple pero lleno de una crocante pesca. La risa, se apodera. Se tienta Escauriza, escandalosa. No se la puede sacar a pasear, ¿pero no había pedido agua? Ahora está comprobado, no importa que tome. Escauriza descostillada por todo, un mosquito, pedir de antemano dejando a Boga con el dedo levantado hacia la moza, la silla inclinada, el espacio reducido, la parrilla, la pesca, el puente.
Vidrio roto. Moza nuestra. Vidrio roto. Otro. Moza nuestra. Se miran y Escauriza, susurra “no es normal, no rompamos el tercero”. Y sin embargo al día siguiente andaba pidiendo disculpas porque quedaba un cáliz nómas. Vidrio roto. Tercer vidrio. Anuncio de transformación, ¿quizá? Esas cosas anuncian algo, siempre.

Sin embargo, los vidrios están todos juntados, barridos y seguramente reciclados. Reciclemos esto que roza la construcción y algunos vidrios rotos. Es preciso deleitarse más por una silla inclinada que causa tanta risa que por cualquier otro momento. Porque la risa, ella sola ha cavado más túneles útil que todas las lágrimas de la tierra.
Boga, sonreí. Dejá joder.

 Nuné



“Si vez que mi canción acaso no resulta, avísame y recojo la melancolía, melanc…
digo, la poesía”