sábado, 26 de marzo de 2011

Lo ves?, aquí se guardan las palabras amor.

Ella flotaba en una luz rosada que latía como un corazón tranquilo y le ofecia imágenes que podría poner en palabras. De vez en cuando cerraba los ojos y, al abrirlos, la luz que había cambiado de color o el aire se había llenado de perfume distinto o sonaba una música que nunca había escuchado. Algunas veces le parecía que era el color el que sonaba a su alrededor o el perfume que cambiaba de forma frente a sus ojos. Veía un aroma de clavel en el canto de una flauta o podía oler el recuerdo del rostro de su madre en una combinación de rojos y violetas. Eran tan hermoso que a veces lloraban sin saber porque, con lagrimas lentas que no se deslizaban por sus mejillas para caer sobre la camiseta azul, sino que se convertían de inmediato en globitos trasparentes que se quedaban flotando en su alrededor y podía saborearlos estirando la lengua para captar su sabor salado.

No había nadie en la sala, pero no se sentía sola porque en ocasiones notaba presencias amigas, suaves como los pañuelos de seda que se guardan en un cajón de tocador o calidas como pollovers de angora.

Presencias que la rodeaban, la confrontaban, le susurraban historia sin palabras que ella comprendía de algún modo.

Eran sensaciones rápidas, vaporosas, tranquilizadoras que se desvanecían al momento de aparecer y le dejaban una sensación relajante.

Los colores cambiaban suavemente, la música sonaba, los perfumes y presencias se sucedían y ella se dejaba hacer, feliz y confiada, flotando en la luz, sin necesidad de palabras. Todas las palabras habían huido. Recibía alegremente cada cambio de luz y de sonido, pero ya no trababa de ponerlo en palabras, de recordarlo para poder contarlo. Su mente se ha había abierto al regalo que aquellos seres luminosos le estaban ofreciendo y ni una solo vez se le paso por la cabeza que debía de hacer mucho tiempo desde que salio del colegio, que la estarían buscando, que nadie podría encontrarla porque nadie, menos el viejo del parque, sabia de la existencia del almacén de las palabras terribles.