viernes, 7 de septiembre de 2012

En auxilio de las frases hechas

Dicho todo
no queda
evidentemente
nada que decir.

Dicho lo cual
¿pero qué?
Para saberlo
habría que situarse
detrás del poema,
en lo no-escrito de lo escrito,
cosa más bien difícil.

Perdone pero...
Casi siempre preludio
de algo imperdonable.

Lo siento, pero...
Vamos, vamos.

Julio Cortazar

Ventanas a lo insólito

"Los parpados son muy útiles para proteger los ojos; tanto que al final no los dejan asomarse a beber su vino de luz. Los ojos son para ver las estrellas" (Julio Cortazar)


La hamaca se balanceaba. Ella la miraba desde lejos, como esperando otra brisa para flotar. La hamaca estaba a diez pasos de sus pies, pero el árbol protegiéndola del sol era más cómodo, más acogedor.
Lina se sintió tentada, inclinó la cabeza llevando sus ojos al cielo y jugó con el sol y las hojas que bailaban como conquistando el aire.
La hamaca se balanceaba, ella recordaba así su infancia. Su amor en la plaza, un primer novio. Tenía ojos oscuros. Lina, descansaba y sonreía, la ingenuidad tomó de sus brazos y la miró con confianza invitándola a volar.
Se levantó del cielo verde en el que reposaba y la hamaca dejo de balancearse, como sabiendo lo que sucedería. Esperándola. Ella tomó las cuerdas con sus manos, el asiento de madera gastada esperaba que se posara allí y así empezar a volar la imaginación, el cuerpo mismo.
Lina sintió aquella felicidad de niña inocente, cuando nada importaba. Solo esta el sol, el aire, los arboles, Dios observándola. Y la hamaca, por supuesto, balanceándose, ahora con ella.
By: Micaela.Halacyan