domingo, 25 de septiembre de 2011

Palabras nacientes.

En el instante inmediato desaparecen las cadenas que nos toman desde el centro de la tierra, nos despojamos de toda atadura terrenal y nos sentimos flotar en el aire que dejo de ser denso…o es mas denso que nunca?
Las hojas flamean en cámara lenta, el pelo se despeina teatralmente y los ojos parpadean admirando los detalles de un rostro tan desconocido como ojos cambiantes de tiempo, color, espacio, brisa. Y sin embargo, una misma esencia.
Entonces en el espacio infinito de las manos que se toman debajo del agua, flotamos y nos sentimos en el aire que dejo de ser denso, pero es el agua quien sostiene nuestros cuerpos como hojas que bailan fuera de sus ramas en otoño. Y bailamos, y sonreímos, y parpadeamos, y nos abrazamos y no nos tocamos ni nos rozamos. A penas nos respiramos y nuestros aromas llegan inalcanzables en forma de pétalos, de flores que se deshicieron en otra vida para darle paso a esta que nos espera. Para esta que me apura y yo la detengo…o yo soy la apurada?
Mirándonos, pues, en un espacio diferente, solo nosotros entendemos cada mueca de nuestro rostro, cada mano que se posa en la cintura seduciéndote, cada labio que se muerde, seduciéndome. Y allí veras que nos veremos y miraremos el mirar del universo unido por los lazos lazados del tiempo. Y allí, me veras. Y puede que también te vea, si es que no quito rápido mis ojos de los tuyos a causa de mi rubor repentino, uno que invade mis mejillas sin permiso.
Como tu presencia en el salón.

  By: Micaela