No me mires de reojo, tampoco te enamores de mí. Tómame como una rosa que flamea en tu mano, y luego de un tiempo vuelve a partir.
No me abrases demasiado, no te aferres a mí. Ya mucho tiempo hemos estado enamorados, y jamás nos propusimos nada así.
Solo mírame desde lejos, y desde cerca cuando te llegue a saludar. Solo tómame como el alma del viento, que te regala una caricia, te presta su esencia, siempre vuelve para hablarte en susurros y luego se va.
No me tomes ni te vayas. Solo mírame, y limítate a suspirar en mi nombre.
Me limitare a sentirte como pocas veces te he sentido, así tan sanamente. Necesito mi tiempo de reflexión, es solamente eso.
A penas, tócame la punta de los dedos y acaricia luego mi rostro. Pero no me ames, solo quiéreme, como quien quiere a su jardín que florece cada día para brindarle alegría a los ojos que la admiran.
M♪camelí.