martes, 18 de enero de 2011

Mitch.

Es el amor, toca la puerta con suficiencia e indiferencia. La salvación se encuentra a pocos metros y él teme abrirle.
Mira a su alrededor, no hay mas que recuerdos y el dolor agudo del corazón que late con pocas fuerzas. El manso río del sur se extiende por su ventana, lo mira dudoso, piensa si el suicido es una opción. Se miente a si mismo. Quiere vivir.
La puerta es golpeada una vez más, pero sin desesperación, solo la insistencia andante que acompaña al sonido seco de la puerta de madera.
Se mira. El cigarrillo lo consume en nubes inútiles, no lo dejan ver las flores del jardín. Las botellas tiradas, el gris que una vez fue su amante se va volviendo amarillo. Algo había cambiado.
La puerta es golpeada otra vez.
Se decide y se dirige a ella. Pasa por cadáveres del pasado, sus propios fantasmas, miedos absurdos que dificultan su camino con piedras y él las pisa haciéndolas trizas. Su casa se vuelve distinta. Algo había cambiado.
Llega, y trata de alcanzar la perilla que en tanto tiempo estuvo abandonada; no le dio la oportunidad de girarla para que entre la luz.
La abre, y la ve. Radiante como solo ella era. El amor lo abraza y lo cuida eternamente.
Le besa los ojos y acaricia su espalda. Pinta de colores su vida y las habitaciones de la casa triste que se deshojaba a su paso.
Ella le ha devuelto la vida.
Y él, a cambio, le a regalado sonrisas.


-M♪camelí.

miércoles, 12 de enero de 2011

Espere en línea, no corte.

El pequeño corazón que goza de pequeños placeres, se estremece ante el más mínimo sonido diminuto que se escucha cuando sabe que cae un árbol por la mano del hombre.
La pequeña intriga y desesperada entrega de lo eterno se vuelve sin fin como un círculo vicioso. El mar carece de agua, y bajan las olas, bajan las nubes y todo se inunda de pura neblina. Tras el bosque aparece una persona solitaria. Si uno camina lentamente y con paciencia lo vera más de cerca, vera que el escritor esta sentado bajo un árbol de roble, las hojas son enormes, verdes y algo cae de ellas. Las ultimas gotas que van muriendo en el piso húmedo de la última lluvia en el planeta. Todo queda en soledad, y el escrito sin mirar al frente sigue escribiendo.
El observador lo aprecia desde lejos, mira a su alrededor y no comprende donde se encuentra. Camina lentamente, y se impacienta, pero cuanto más quiere acercarse con ansiedad más se aleja.
El escritor sigue su curso, posada la espalda contra el árbol, mirada fija en la hoja, mano ágil y pies estirados y cruzados al terminar.
El observador mira al cielo, todo es gris, el sol esta cubierto con nubes, miles de nubes que se posan de tal manera que todo queda como una bella poesía. Poesía triste de corazón amargo y lágrimas crecientes.
El observador tarda días en llegar al escritor, el cual se ha quedado en lo suyo con ritmo parejo. Cuando finalmente llega, exhausto y cansado, extrañado mira al cielo, se ve celeste, el sol brilla. Pisa pasto, pasto y vida.
El escrito con un ademán exagerado alza la mano y apuñala la hoja terminando delicadamente su narración con un minúsculo punto.
- Señor?
- Si, que se le ofrece?
- Días y días lo he observado escribiendo, hasta que llegue por fin a la distancia correcta para plantearle una pregunta.
- Hágala sin miedo.
- Donde estoy?
- En el reloj de su corazón.
- Como?
-No es en vano todo lo que a esperado para plantearme esta pregunta, se a desesperado, pero no había llegado a nada. Cuando tomo conciencia de que lentamente y con convicción llegaría a mí, lo logró.
-Es qué?
-Solo eso. Ha venido aquí con un propósito. Conocerse a usted mismo. Pero no hacia falta, o a veces no hace falta hacer este viaje, usted cree estar ahora en un lugar en el cual no esta.
-Pero entonces…donde me he encontrado siempre?
-Dentro suyo, esta todo lo que necesita saber. Y ahora ha aprendido, a ser paciente.

El observador se sobresalta y cae de su cama. En la mano derecha estaba su brújula. En la izquierda una flor.
De repente tocan la puerta. Le han devuelto la conciencia, la razón.
- Quien es?
- Paquete para usted señor
- Si hola?
- Tome, es para usted. Un poco repetida, a la larga, como todo lo majestuoso y solemne. Sólo en lo pequeño hay verdadera variedad ¿no le parece?
- Perdón?
- Nada, tome. Disfrute el goce de aprender a esperar y que lo recompensen por ello. Que tenga buen día.


-M♪camelí.

lunes, 10 de enero de 2011

Quisiera ser.

Su rostro reposaba como estatua sobre su mano vacía. Sus ojos estaban caído, la mirada perdida en el piso. Sentía que las nubes se posaban sobre ella teniéndola aprisionada en absurdos miedos y la más continua lejanía que se podría ocasionar si ella jamás lograba lo que tanto deseaba.
La ansiedad la tenia presa cuando menos lo esperaba, y luego respiraba y volvía a empezar. Las sonrisas del día jamás faltaban. Ella estaba alegre, pero recordaba su rostro perdido en el tiempo y sentía la urgente necesidad de abrazarlo.
Él, dejado por el tiempo, las telarañas que lo invaden en el recuerdo y que ella limpia cada mañana que despierta y cada noche que desea que en sus sueños aparezca su rostro.
La incertidumbre de la vida lo agobia, no siente mas que ese color negro en alguna parte de su ser. Y cuando la recuerda sonríe, pero algo lo detiene. Ella lo siente, y le duele el corazón.
Las noches se vuelven amigas únicas, dejando al descubierto la ilusión de la joven que solo quiere tener una oportunidad. Desea que el miedo de ambos se convierta en luz buena. Y si la vida me
permite lo diré: te quiero a mi lado.
Necesitamos otra visión más atrevida de las cosas, para que no se torne la historia en simple fantasía.


-M♪camelí.

miércoles, 5 de enero de 2011

Secretos de la poesía.

La infinita pasión que se extiende desde ese punto del corazón hasta el más humano de los sentidos jamás percibida por una flor. Es aquel punto débil de la sensación, cuando nos besan la mejilla, bajan dejando al descubierto los labios, recorren el cuello y el perfume vuelve a inundar el alma. Llegan al corazón, apoyan su oído y lo sienten latir.
La música de fondo, no hay más que caricias, risas, y ojos que se cierran percibiendo el goce del amor, teniendo a la persona enredada con sus brazos, cadenas de la vida, son solo soles para la habitación.
Se debe entender que cuando el sol resplandece, nace, y aparece, la ventana se ilumina y las sabanas mezquinas llenas de luz son testigos únicos de lo único, lo vulnerable.
Las cortinas se corren con un ademán teatral, ella, belleza petrificada, se queda mirando el paisaje, mientras la toman de la cintura y le besan el cuello.
El alma de la poesía no ha terminado, la poesía se deja seducir por los acontecimientos y sigue a la mano que la delata y la escribe sobre hojas cortejadas por el tiempo.
Deja que lo sutil la invada y la llena de carisma, dejándose dejar, y deja. Ella se deja llevar. No siente más que el placer inmenso luego de una noche de amor, la poesía se levanta, se viste de blanco y sale al jardín. Y allí lo tiene, a su enamorado. El arte le ha hecho el amor. Ella se deja seducir una vez más, por el inquebrantable sabor de su romance bohemio.


-M♪camelí.

martes, 4 de enero de 2011

Lola Mora.

Dolores Mora Vega, nació en Salta el 17 de noviembre de 1866 y falleció e la Ciudad de Buenos Aires el 7 de junio de 1936. Fue la primera escultora argentina y su vida ha transitado la lucha desde la infancia. No fue fácil para ella enfrentarse a la sociedad conservadora y pacata que la señalaba como a esa mujer atrevida que se introducía desafiante en el mundo de los hombres. Se dudó de su moralidad, debido a la desfachatez con la que mostraba los desnudos en sus esculturas, se le cuestionó todo, menos su arte.
Pudo manifestarse con sus manos y su alma, y ese fue el resultado de su magnifica obra, que traspasó todas las fronteras y que la colocó en un lugar de privilegio. (Las Nereidas, como se puede apreciar en la imagen esta ubicada en la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires
)

Una mujer bella y apasionada en lo que hacia y hacia allá la guiaba su corazón.
“Soy pasión en el alma, en el cuerpo y sobre todo en las manos. Y aunque yo desaparezca, dejare para todos lo que más amo, que es la fascinación de mi arte”

Lola Mora.


(Tomado de libro que revive esta historia y es escrito por: Eugenia Rey)

Puede ser lo que ustedes quieran.

Al parecer de noche se despierta la poesía.
Tengo insomnio, o acaso es paz y un poco de melancolía?
Las sabanas no van conmigo esta noche.
Mi cuerpo de desacomoda, no responde, empieza la marencoche.
Pero en que basarse hoy, sino en poesías baratas del corazón.
Éste ya no sabe que escribir más que para decir: vez, tenia razón.

La realidad es que no quiero nombrarte aunque sea en una poesía.
Mira como me tienes, acaso no te has dado cuanta de toda esta travesía?
Deja ya que se vaya tu angustia, deja de dejar las cosas buenas.
Puedes tomarme de la mano y te mostrare las azucenas.
Creo que esto se me va de las manos.
Creo que es tarde, y aún se esta para vestir santos.

No te creas, me divierto con esta poesía.
No tiene sentido, pero si corazón,
Tiene un poco de sazón y algo de razón.
Si miras a tu alrededor veras que todo no es como se ve
Fíjate bien, las personas como caminan, las manos que se rozan
Mira fíjate bien, no todo es mentira.

Me divierto haciendo este cantito que no tiene final ni mucho menos principio.
Quería dejar algo para la existencia, y mira lo que salio la mirada de un solista
Una canción escondida que casualmente habla del amor.
Solo puedo dejarles esta noche una recomendación.
Cuando miren al su alrededor miren más allá de esta canción.
Mire con al alma, sientan con el corazón.


-M♪camelí.

c'est la vie

Cuando no se exactamente a donde ir, cuando me inunda el miedo, la bronca, la angustia, la desesperación de salir de estas cuatro paredes recurro a lo que va más allá de los sueños.
Mis auriculares toman la potencia de mis volúmenes y suben hasta el cielo haciendo estallar mi cabeza y mis oídos solo escuchan la música que ellos trasmiten.
Te pienso, pero me desespero porque te quiero ahora y acá, y una vez más no lo tengo.
Me agarro la cabeza entre las manos, todo se derrumba en medio segundo y luego las cosas vuelven a estar bien.
Me maldigo y luego pienso que es una exageración.
Me siento a escribir y trato de dejarlo todo ahí, todo lo malo que me inunda lo vuelco a las letras y a la poesía ahogada que todavía esta metida dentro de mí porque aún no te la di.
Mis ojos se llenan de lágrimas con odio, y me detesto, detesto todo en ese momento.
Pienso en ti una vez más, miro a mi lado…donde estás?, lo sé, lo merezco.
Mastico mi chicle fuerte, rápido, cada vez más rápido, quiero sacarme todo esto de encima.
Porque todo se triplica cuando sos adolescente, y más una idiota pendeja!?
Dios me siento con un nudo en la garganta, y lo peor es que, NO TIENE SENTIDO ESTAR ASI.
Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser.

Lo siento, pero es la realidad, a veces se me va de las manos el corazón y no todo esta en mi poder.

-M.

lunes, 3 de enero de 2011

Adoración congelada.

En medio de la nada, la naturaleza los inundaba de paz, había una brisa seductora y calmaba el clima cálido con el sol saliéndose de control y sus rayos fulminantes irradiando calor. La colina los llevaba alto y lejos de todo lo conocido, estaban ellos y el mundo. Sus ojos admiraban el atardecer, los colores que son envidias de los más hermosos campos de flores.
Ella suspira, aún no lo puede creer, que maravillosa era la vida ahora que él estaba en su mundo.
Él se deja llevar por la sensación de que la tiene a su lado y duda, duda, tenia miedo de caer, de lastimarse otra vez, “pero que hacer?” pensaba, “lo que siento va más allá de esta mirada a lo inimaginable”.
- Es todo demasiado ideal, no?
- Si –dice él y su corazón late aún más rápido- demasiado.
- Gracias por aceptar mi invitación, hace tanto no nos veíamos que tenia miedo de que pasara más tiempo, no sabia bien de vos, pero quise intentar algo.
- Si lo sé. A mi también me gusto volver a verte, muchas salidas fueron las nuestras, pero tenían ese grado de tensión.
- No, no te creas
- Pero?
- Yo siempre disfrute de tu compañía, tal vez era algo insoportable yo en ese tiempo y se que te hacia enojar si, pero en algún punto, siempre te recordaba durante el día, y algo extraño…
- Que…q...que? –tartamudeo, dudaba si sus pensamientos eran ciertos o no?
- Bueno, o sea, sos una persona única, vos, así como sos. Siento que me falta conocer mucho de ese misterio que escondes, algo tan tuyo. Me encantaría que me des una oportunidad para conocerte bien, y viceversa jaja –ella ríe nerviosa, no podía creer lo que salía de sus labio- es decir, empezar de cero.
- Entiendo –mira al horizonte y sin saber exactamente que decir, esto era demasiado perfecto piensa tal vez…
Las nubes inundaron los colores y los últimos rayos de sol los alumbraba tiñéndolos de un soleado, amarillento sepia único. Una perfecta escena y solo Dios era testigo.
- V..v..vos estas enojado conmigo? –lo interroga dudosa
- Enojado?, no porque?
- No se, por…bueno las idioteces que antes te decía, no se, no pensaba, era tan chica…
- No, no hay que hablar de eso, eso ya paso hace bastante, no estoy enojado, no puedo enojarme con vos, tampoco hiciste algo malo. Solamente que en algún punto…
- Si te dolía.
- Si
- Perdón, perdoname, no quise lastimarte jamás, yo te quiero. Te quise siempre, solamente que no sabía como manejar las cosas, y tampoco sabia porque en algún punto ignoraba cosas que sentía. Supongo que era una especie de capricho, no se, era una idiota, perdón.
- Hey hey, no sos nada de idiota, nada malo, sos…sos –dios otra vez podrán salir estas palabras de mi? Pensó- hermosa en todo sentido.
- Yo hermosa?
- Si
Sus ojos se encontraron en el espacio del universo, ese pequeño espacio que los separaba se unió con esa mirada. Sintieron que podían ver todo el mundo del otro, pero por otro lado dudaban, aunque esto iba más allá, había amor.
Ella le tomo sus manos, las miro atentamente poniéndolo de frente, la luz del sol se calaba entre ellos, como vidrios armados perfectamente para que uno se complementara con el otro.
- Me encantan tus manos, ya se que puede ser tonto cuando se dice, pero son tan, únicas.
- Jajaj, mis manos?, que tienen de especial?
- Para empezar, son tuyas
- … -él simplemente la miro, la miro queriéndola consigo para siempre.
- Para terminar, me gustan simplemente, siento que podes resolver todo con una caricia, tus manos son únicas, la forma de los dedos, la fragilidad, no se.
- Tus ojos, siguen siendo mi adoración.
- Jajaj –ella entrecerró los ojos, y se sonrojó- que tienen de especiales?
- Su forma, lo que trasmiten, son perfectos, son hermoso, más hermoso que todo esto.
- Se alegran de que al menos eso de mi te siga gustando, je, los envidio.
- Pero son parte de vos, son tu…complemento perfecto. Vos sos tan hermosa como ellos…yo…-se quedó en silencio, una vez más algo nacía en él, pero ya no había miedo, se iba trasformando en luz renovadora y protectora del corazón que amaba, y después de tanto tiempo ella le correspondía en su totalidad- jamás te deje de querer.
- Y yo descubrí tarde que debía aceptar que siempre te quise.
- De verdad?
- Asintió con la cabeza sonriendo- siempre.
- … -el solo se limitó a sonreír, no podía articular palabra alguna.

- Puedo pedirte una sola cosa?
- Por supuesto -respondió
- Podrías darme esa puerta que antes me dabas para entrar a tu mundo, o prestarme tus ojos para ver con ellos como un telescopio? Algo que me deje ver más allá de todo esto que resulta ser de lo mas esencial.
Y entonces, él respondió...

M♪camelí.