lunes, 30 de abril de 2012

Diario de la lejana (9)

No es tan fácil definir lo que siento. Al menos en este momento. Creo que si lo intentara seria propiamente dicho una "mentira". Y como acá, pues, se trata de la expresión en todo su sentido y luz natural, me limitare a confesar.

Confesar que si estuvieras aquí, si supiera como es tu rostro, al menos tu nombre o un pequeño destello de tus ojos, al menos eso, las palabras saldrían diferente. Pero es tan dulce el no saber de ti, como aquel día que te conozca, y ese sera el momento. Allí el mundo desaparecerá. Mis rodillas temblaran, el corazón golpeara muy fuerte contra mi pecho, mi boca se secara, mis pupilas se agrandaran, pero mi figura permanecerá tan elegante que creerás eso que ves, como yo de ti. Aun, cuando sepamos que es mentira y que por dentro se desata una revolución.

Puedes confiar en estas palabras el día que llegues a leerlas, que son la mismísima verdad. Aunque no importa, tal vez, si lo confesado arriba se cumplen tal como se lee. Lo que importa es que estés ahí esa noche, y me sigas buscando con la mirada aun cuando me vaya del salón. Pues sabre en ese instante, que eres tu.
 
By: Micaela Halacyan

sábado, 14 de abril de 2012

Viajes del aire.

La vida es un suspiro. Y los hay de sus clases, tanto de vidas como de suspiros.
Pero no hablare de tipo de vida que uno pueda vivir, voy a hablar de esta bocanada de aire con melancolía.


Suspiros que atraviesan los pulmones. Se inflan como un globo de helio, y cuando lo soltas sube alto, tan alto como los sueños. Los hay de tristeza, cuando te pincha en el pecho y salen suspiros con angustia. Los hay de amor, de esa galopante sensación de un corazón que late demasiado rápido, y no podes respirar correctamente.
La melancolía es, pues, una compañera. Me mira de cerca y de lejos, muchas veces es despiadada. Se tienta a carcajadas, o me mima. Generalmente la melancolía brota como la más rara flor que nace en medio del campo silvestre. Podría ser la mas bella, cuando la melancolía es compartida.
Sin embargo, y si ti, los suspiros de melancolía son una dulce canción que llenan todo el espacio de esta habitación. Por supuesto, aquí en París.
By: Micaela B. Halacyan

lunes, 9 de abril de 2012

Diario de la lejana (8)


A penas. Se llamara "Diario de la lejana", pero esta vez no soy ella. Soy yo.


Es embriagador. Es casi la suma máxima del éxtasis. Pero también se podría decir que ajeno. La lejana no sabe que estoy acá sentada, relatándola, tal vez metiéndome en su alma (la mía)
Quien sabe. La soledad es relativa cuando se sueña (despierto o dormido). Aunque generalmente, si soñamos tan despiertos como cuando dormimos, nuestra alma se eleva a los cielos y nos rencontramos con tanta belleza que eso si podría llamarse "la máxima del éxtasis".
Pero no vengo por eso. Quiero robarle la poesía a ella que me señala con el dedo, y me acorrala, a veces, con tanto sentimiento desgarradoramente romántico. Se dice que es la "yo" más profunda en mi. Pero nunca se sabe. Puede que sea la "yo" externa que me controla, y enamora a los que pasan al lado mio. Tal vez yo solo sea el cuerpo y ella el alma que me contempla.
Es extraño, que no tiene sexo definido. Bueno, llamémoslo "la esencia". Hablando pues, de mi alma, la lejana la contempla desde un punto alto y la tiene como decorada con flores. 
A veces es embriagador, pero no ella que se expresa libremente, sino él. Que aparece extraño y borroso, como una foto mal sacada. 
En movimiento.
Es despiadado porque me sonríe, me besa y me promete. La lejana se abraza a su cuello, y yo, este simple cuerpo, me quedo como mirándolos, sabiendo que ella sueña y no se da cuenta.
Claro, la que después tiene la piel pálida por el frio sin ningún abrigo extra soy yo. Pero ella es despiadada conmigo a veces. Entonces nos sentamos a hablar.
La lejana me observa largo rato, mientras no paro de bailar. Es la forma que tengo de hablar. La de ella es escribir. Pero hoy he tomado su lugar.
Sin embargo, la quiero. Porque es mía, de otras vidas, incluso es parte del Universo. Y yo, soy de la tierra, pero a la vez la pureza  se encuentra en cada poro. Tal vez.


Es embriagador. Es casi la suma máxima del éxtasis, cuando yo cierro estos ojos corporales, y ella los abre desde el alma más que nunca. Y ahí estas vos, su sueño, más lejano al mio. Ella, la lejana, que te tiene en sus alas. Entonces yo me quedo como contenta, porque al menos una parte de mi te conoce sin saberlo. Al menos, ella, que es la lejana.
By: Micaela B. Halacyan.