domingo, 30 de septiembre de 2012

Connotación memorial

Llueve suavemente contra mi ventana, con la perfecta armonía de un acordeón melancólico y un Buenos Aires gris. Tan cubierto de nubes que ni ella se reconoce. Sin embargo se baña, le gusta, cierra los ojos, Buenos Aires disfruta. Sus ríos están con un impulso de olas pequeñas que se levantan, la seducen y rompen en alguna pared.
Buenos Aires es así, tempestuoso desde sus climas hasta los corazones que la conforman. Todo es intenso, el ir y venir, las brisas, el café de la esquina, las prostitutas por la noche, los amores únicos, la Boca y sus colores son, incluso, intensos.
Algunos se atrevieron a desafiarla,  dijeron que no valía la pena, que era una simple pordiosera. Se equivocaron. Los mismos labios que mencionaron tales palabras besaron las paredes de la tasa más antigua del bar de Buenos Aires y con tan solo respirar su poesía se volvieron tan intensos como ella.

By: Nuné Halacyan

Brise fraîche


Cuando acerco mis labios a esa música incierta* la que bebo con deleite al observarte mientras bailas. 

Se enrojecían mis mejillas mientras seguías apresurando el instante en donde tus pasos eran lentos pero seguros, así la armonía del aire me acariciaba la piel descubierta y las melodías de mi tierra natal se escabullían por los oídos y salían como flores recién nacidas en plena primavera de mis pies. Querían bailar junto a los tuyos, ir al ritmo de tus pasos que eran lentos, pero seguros.
El cosquilleo incesante abría la puerta desde mis manos, de repente se posaba en mi espalda y me abrazaba por atrás haciendo de mi estomago un cóctel perfecto de mariposas. Me extraño, pues, tal acontecimiento. Era increíble, pero aquellas de colores brillantes y un aleteo constante iban perfectas con la armonía de la primavera que renacía una vez más.
Me encandilaban tus pasos que eran lentos pero seguros y no se desviaban. Tenían tal objetivo que me vi abrumada por las nubes que sucumbieron en mis ojos. Y eran aquellas lágrimas de emoción que una vez escribir.
Levanté las pestañas como un abanico fresco y renovado cuando tus manos tan suaves pero seguras tomaron de las mías, fue tan real el momento que mis labios se secaron, los que una vez acerque a esa música incierta. Y ahora te bebo con deleite al observarte mientras bailas, mientras me abrazas y me buscas en la tierra de la piel que me delata. Ahora bebo la suma de tus ojos que describen al universo perfectamente y bebo también tu sangre con esa tierra natal, que es la misma que la mía.

By: Nuné Halacyan
(*Vicente Aleixandre)