Soy
un libro que me leo.
A
veces me distancio, me dejo en la mesita de luz con el señalado dentro,
marcando una pagina. Entonces los días trascurren y me siento tan común,
aburrida. Allí lo reprocho todo. No me siento cómoda con nada, quiero volver a
leerme y visualizarme en el gran sillón. O en una humilde silla, que en el cuadro
del amanecer con un café de por medio me va perfecto.
Y
entonces tengo ganas de estar ahí, tan íntimamente conmigo como sea posible, y
luego preguntarme: ¿Cómo lo he logrado? Entonces para averiguarlo, tomo el
libro que esta en la mesita de noche y vuelvo a leerme. Muy ajena, si, pero tan
dentro mío que da gusto.
By: Micaela