jueves, 22 de noviembre de 2012

C'est la vie


Mientras la música sonaba lenta y abrasadora, algo comenzó a decender por mi mejilla. Era una pequeña caricia húmeda que nacía en mi ojo izquierdo y se desplazaba silenciosamente por la parte superior de mi mejilla descendiendo poco a poco. La sentía acariciarme la piel como una gota de seda que se expresaba a cada paso. Fue a parar a mi cuello y allí se detuvo. En ningún momento le corte las alas.
Luego me percate de que una compañera apareció y nacía por mi ojo derecho, con la misma suavidad aterciopelada que la anterior pero vecina a esta. Me acaricio la mejilla y descendía silenciosamente por el costado de mi nariz. Esta gota fue a morir a mis labios curvándose en su interior dejándome solo un gusto salado. Me quedó aquel gusto a mar que de vez en cuando experimenta mi cuerpo de arena.

By: Nuné Halacyan