lunes, 4 de abril de 2016

le long de la route

Me siento, no sé. Todo me roza. Nada me toca. Mejor dicho, pocas cosas lo hacen directamente. No por elección propia sino porque simplemente, no pasa en mi mismo suelo. Me siento un poco inútil. Quizá si fuera un soldado voluntario, otra vez, saldría a defenderlo todo. Pero en esta vida soy esto. Soy un soldado desde lo más profundo del corazón. Siempre la poética. Quizá esa sea mi arma. La palabra.
Físicamente, me siento inútil. Allá mueren. Mueren miles de inocentes en unos pocos días. Abatidos, destruidos, casas arrasadas. Niños, mujeres, jóvenes, hombres, ancianos, mascotas, dignidades, sueños, esperanzas…asesinados. Almas que se elevan majestuosas, miles de ellas, sin terminar sus vidas dignamente como ancianos en sillas reclinables. Ojos de orgullo y emoción mirando su pasado, sintiendo sus vidas atravesarlos como una brisa veraniega que les llega de tiempos aquellos. Susurros. Orgullosos de haber amado, haber triunfado, fracasado…de simplemente haberlo intentado. Porque así es la vida. Eso también es parte. Pero no. Mueren. En un abrir y cerrar de ojos, arrancarle el cuerpo, desprenderse el alma ¿dónde estoy? ¿Qué pasa…nadie me ve..? Me elevo.
En Nagorno Karabaj están matando ciudadanos, civiles, armenios y vaya a saber Dios cuantas víctimas, personas inocentes más. Estoy acá, inútil. Lo único que puedo hacer es ir a una marcha de gran convocatoria, caminar entre gritos, canciones, bombos y escalofríos cuadras larguísimas. Ni siquiera se si me va a caer una lluvia encima bendiciéndome completamente. Antepasados. Marchar. Llegar a una embajada toda vallada. Allá mueren. Acá gritamos. Allá mueren. Acá cantamos. Allá mueren…siento una mano en mi hombro derecho. Todo se silencia, cierro los ojos:

Vahan: ¿Qué te apena tanto?

Todo. Todo lo que siento.

Vahan: Te entiendo, viví en carne propia el destierro, el exilio, la vida de mis hermanos.

¿Qué se hace…? La impunidad me supera, el mundo va para cualquier lado. Acá, allá, norte, sur…¿qué hago? ¿Tengo que amar, odiar, respetar, vengarme de los enemigos de mi sangre, de los asesinos de mi pueblo?

Vahan: No. Nunca seas igual que ellos. La justicia y el amor es lo que tiene que mover tu vida siempre. La justicia es divinidad. La divinidad está del lado de los justos aunque no lo parezca. Nos ama. El universo. No seas igual que ellos. No seas igual que los turcos.

Acá cantamos. Allá mueren. Acá pedimos justicia y el cese al juego…allá llegan las voces de la diáspora.
Acá sonrío un poco. Acá escribo y no me siento tan inútil. Acá acepto mi pasado, mi presente y mi ahora, por eso se que no voy arrepentirme en el futuro. Quizá ya me convertí en soldado de mis ideales, y nunca me di cuenta.
No importa. Mi bisabuelo está siempre al lado mío, recordándome lo esencial de la vida más allá de cualquier pensar.

Ama, con toda tu alma. 

Nuné