sábado, 25 de junio de 2011

Instantes (2)

Le resulto extraño las palabras acogedoramente excesivas dibujadas en el horizonte distante de la cercana torre donde se admira un balcón vacío, lleno de interrogantes, lleno de melodías que a la intemperie del alma ventilada y fría como este invierno, deja a su paso las más remotas agonías, y tal vez el más escalofriante suspiro que se rinde a los pies de una sonrisa ensordecedora y manos temblorosas que al escucharte se le acelera el corazón, le suda la frente, y las piernas se congelan en el mismo momento en que tus ojos la delatan sin previo aviso dejando un pañuelo en el asiento vacío que seguramente sigue instalado en aquel balcón que se observa desde una callecita de París.

M♪camelí.

Espejismos.

Leí algo, que por más tonto y lógico que suene, jamás lo pensé de esa manera: “deberías dejar de pensar siempre en el futuro, porque te distrae del presente, que es lo único real en realidad”.

Se me abrieron los ojos de par en par, y dije: “pero por supuesto”.

Y no es que la arbitrariedad del futuro sea arrebatada por el presente. El presente te hace vivir, pongámoslo así, el futuro es la adoración, el miedo, o la espera eterna. Entonces te miras las manos con el paso de los días, y no pasan tantos. De un día para el otro se arrugan y conservan en su esencia que te invadía cuando eras joven con sueños y esperanzar.

Y ahora, añoras el pasado, que es real, pero no es este presente tan futuro que una vez deseaste.

Se debe de proyectar y soñar, pero no se debe vivir en el pasado, tampoco cerrar los ojos y vivir en el futuro.

Se debe de vivir en el presente más cercano que tengas. Tal vez estas palabras sean tu presente, o las mías o las de aquel.

M♪camelí.