lunes, 10 de enero de 2011

Quisiera ser.

Su rostro reposaba como estatua sobre su mano vacía. Sus ojos estaban caído, la mirada perdida en el piso. Sentía que las nubes se posaban sobre ella teniéndola aprisionada en absurdos miedos y la más continua lejanía que se podría ocasionar si ella jamás lograba lo que tanto deseaba.
La ansiedad la tenia presa cuando menos lo esperaba, y luego respiraba y volvía a empezar. Las sonrisas del día jamás faltaban. Ella estaba alegre, pero recordaba su rostro perdido en el tiempo y sentía la urgente necesidad de abrazarlo.
Él, dejado por el tiempo, las telarañas que lo invaden en el recuerdo y que ella limpia cada mañana que despierta y cada noche que desea que en sus sueños aparezca su rostro.
La incertidumbre de la vida lo agobia, no siente mas que ese color negro en alguna parte de su ser. Y cuando la recuerda sonríe, pero algo lo detiene. Ella lo siente, y le duele el corazón.
Las noches se vuelven amigas únicas, dejando al descubierto la ilusión de la joven que solo quiere tener una oportunidad. Desea que el miedo de ambos se convierta en luz buena. Y si la vida me
permite lo diré: te quiero a mi lado.
Necesitamos otra visión más atrevida de las cosas, para que no se torne la historia en simple fantasía.


-M♪camelí.