Era el instante más perfecto en el que los amantes se encontraban en el fin de la ruina, a la orilla de la escalera que llegaba hasta el último piso en el que el suicidio no era una elección, sino que tal vez un simple resbalón te empujaba por la espalda y sin testigos salía caminando de la torre una sombra con sombrero. Sin nombres, sin preguntas…el silencio inundó esa calle de Buenos Aires.
M♪camelí.