miércoles, 11 de mayo de 2016

Cazzo

Habré caminado más de treinta cuadras. No me di cuenta del todo. Tacones que lucen amorosos sobre las hojas secas y coloridas que dejo atrás paso a paso. Observo la ciudad, es tan inmensa y sin embargo siento que puede caber dentro de mi mano. 

Hay un susurro permanente dentro de mi. 

Si, admito perderme en la gran ciudad. Pero jamás me desesperara. La Maga en se disfruta, luce divertida como en una pasarela. Pregunta una calle y quizá no le sirve. Creo que alguien camina a mi lado, siempre llego a donde tengo que ir. Así que me despreocupo. Ojos picaros me observan. No sé de donde viene. 

Hay un susurro permanente dentro de mí, no quiero escucharlo.

Arboles abrazándose entre calle y calle. Miro el piso, no sé si camino sobre árboles o sobre hojas, la cantidad es incalculable. Creo que eso me divierte. Esconderme entre ellas. La Maga en mi lo sabe, sospecho. La brisa hace danzar miles de hojas que caen, parece película. 

Hay un susurro. Y sigue. 

Miro al cielo. Noche. Estrellas. El reloj mantiene horas muertas que poca importancia le doy. Sono tan sola. No entiendo porque. 

Me susurran. 

Nuné