jueves, 18 de octubre de 2012

Diario de la lejana (20)

Soñar con París es soñar tus manos alrededor de mi cintura y tu cara escondida en mi pelo mientras todo el aire a nuestro alrededor nos envuelve en lo que recordamos. 
Aquello que una vez, en el 1930, me dijiste al oído.

La lejana tiene la silueta delineada con rosa. Siente de pronto que su espalda cosquillea un secreto  y piensa, tal vez, que son aquellas alas que van creciendo. 
Mira al rededor y la vida le parece un libro abierto, siente que ese puente que atraviesa día y noche la une a la intensidad de la existencia misma. Siente cada vez más fuerte los latidos de su alma y la memorable vida que ha tenido hasta ahora. Tan corta vida. Tan intensa. Tan suya que daba gusto recordarla.
La lejana siente que lo más grandioso que hizo hasta ahora fue hablar desde el corazón con todas las personas que pasaron por su vida. No se arrepiente, y no hay mayor liviandad que eso. 
La lejana comienza a tomar vuelo y esta decidida a pasar por todos los momentos que deba vivir. Ella mira al cielo y reza con toda su fuerza. Aprende a deshacerse del miedo y de los prejuicios. No es fácil, es tan humana como lejana. 
Pero se tiene fe.
La lejana se repite día a día sentada en la ventana, contemplando los pequeños detalles de las letras que se escriben en el aire, es su libro. Como una cuento bien contado. La lejana se repite día a día: "lo mejor que hice en mi corta existencia fue poner quinta, apretar los dientes y que todo encuentre su razón  Pero por supuesto, siempre hablando y actuando desde mi corazón."
Claro, el de ella. La lejana. El mejor regalo de Cortàzar. 


By: Nuné Halacyan