domingo, 2 de junio de 2013

*Namasté*

Conforme pasan los días, mi alma devela intrigas que rodean mi existencia. No es algo pasajero, es algo que sostiene mi esencia en el tiempo. Es eterno e infinito, como el Universo.
Cierta vez viajando a mi casa en transporte publico, algo típico de Buenos Aires, mirando por la ventana perdida en las imágenes que se sucedían unas tras otra de lo exterior, lo que solo era escenario, tomo suavemente mi collar, del cual colgaba una mariposa de plata. Tenia el tamaño perfecto para que luciera bien, brillaba sin que le de el sol. Acariciando la mariposa que colgaba de mi, dije de forma natural: “de un lado mi alma, del otro la mariposa”. Quede estupefacta, comencé a sonreír sabiendo que había descubierto algo único, pero no supe interpretarlo en ese momento.
Pasaron dos años, meses, semanas y días. La señales comenzaron a aparecer en mi camino mas vividamente, y de pronto durante varias semanas en distintos instantes aparecía una mariposa que danzaba delante de mi, como hablándome. Lo sabia, pero no terminaba de cerrar el circulo.
Sin embargo, volviendo una vez más a casa, esta vez caminando, con la noche sobre mi y la brisa fresca soplando lejana lo comprendí. Descubrí que las señales de las mariposas tienen un mensaje. A veces no se entender con exactas palabras que quieren transmitirme, pero hay algo en la transformación misma de ellas, algo en la transmutación. De manera natural, esa noche caminando a casa lo supe, y comencé a decir: “yo soy la mariposa, mi alma es energía pura. Se que vine ante todo a trasmutar el karma a dharma. Yo soy. Yo soy la mariposa, Dios me cuida a través de ellas y me muestra que Yo soy, aquí y ahora.”
Entonces lo entendí con paz, lagrimas en mis ojos y una felicidad inmensa, el verdadero viaje que siempre estoy haciendo en cualquier lugar o momento es siempre a la misma casa. A mi casa almica, la verdadera luz que habita en mi. La que es eterna e infinita, como el Universo. 
By: Micaela Nuné Halacyan
(el arte es un estado del alma)