La música de fondo, no hay más que caricias, risas, y ojos que se cierran percibiendo el goce del amor, teniendo a la persona enredada con sus brazos, cadenas de la vida, son solo soles para la habitación.
Se debe entender que cuando el sol resplandece, nace, y aparece, la ventana se ilumina y las sabanas mezquinas llenas de luz son testigos únicos de lo único, lo vulnerable.
Las cortinas se corren con un ademán teatral, ella, belleza petrificada, se queda mirando el paisaje, mientras la toman de la cintura y le besan el cuello.
El alma de la poesía no ha terminado, la poesía se deja seducir por los acontecimientos y sigue a la mano que la delata y la escribe sobre hojas cortejadas por el tiempo.
Deja que lo sutil la invada y la llena de carisma, dejándose dejar, y deja. Ella se deja llevar. No siente más que el placer inmenso luego de una noche de amor, la poesía se levanta, se viste de blanco y sale al jardín. Y allí lo tiene, a su enamorado. El arte le ha hecho el amor. Ella se deja seducir una vez más, por el inquebrantable sabor de su romance bohemio.
-M♪camelí.