lunes, 3 de enero de 2011

Adoración congelada.

En medio de la nada, la naturaleza los inundaba de paz, había una brisa seductora y calmaba el clima cálido con el sol saliéndose de control y sus rayos fulminantes irradiando calor. La colina los llevaba alto y lejos de todo lo conocido, estaban ellos y el mundo. Sus ojos admiraban el atardecer, los colores que son envidias de los más hermosos campos de flores.
Ella suspira, aún no lo puede creer, que maravillosa era la vida ahora que él estaba en su mundo.
Él se deja llevar por la sensación de que la tiene a su lado y duda, duda, tenia miedo de caer, de lastimarse otra vez, “pero que hacer?” pensaba, “lo que siento va más allá de esta mirada a lo inimaginable”.
- Es todo demasiado ideal, no?
- Si –dice él y su corazón late aún más rápido- demasiado.
- Gracias por aceptar mi invitación, hace tanto no nos veíamos que tenia miedo de que pasara más tiempo, no sabia bien de vos, pero quise intentar algo.
- Si lo sé. A mi también me gusto volver a verte, muchas salidas fueron las nuestras, pero tenían ese grado de tensión.
- No, no te creas
- Pero?
- Yo siempre disfrute de tu compañía, tal vez era algo insoportable yo en ese tiempo y se que te hacia enojar si, pero en algún punto, siempre te recordaba durante el día, y algo extraño…
- Que…q...que? –tartamudeo, dudaba si sus pensamientos eran ciertos o no?
- Bueno, o sea, sos una persona única, vos, así como sos. Siento que me falta conocer mucho de ese misterio que escondes, algo tan tuyo. Me encantaría que me des una oportunidad para conocerte bien, y viceversa jaja –ella ríe nerviosa, no podía creer lo que salía de sus labio- es decir, empezar de cero.
- Entiendo –mira al horizonte y sin saber exactamente que decir, esto era demasiado perfecto piensa tal vez…
Las nubes inundaron los colores y los últimos rayos de sol los alumbraba tiñéndolos de un soleado, amarillento sepia único. Una perfecta escena y solo Dios era testigo.
- V..v..vos estas enojado conmigo? –lo interroga dudosa
- Enojado?, no porque?
- No se, por…bueno las idioteces que antes te decía, no se, no pensaba, era tan chica…
- No, no hay que hablar de eso, eso ya paso hace bastante, no estoy enojado, no puedo enojarme con vos, tampoco hiciste algo malo. Solamente que en algún punto…
- Si te dolía.
- Si
- Perdón, perdoname, no quise lastimarte jamás, yo te quiero. Te quise siempre, solamente que no sabía como manejar las cosas, y tampoco sabia porque en algún punto ignoraba cosas que sentía. Supongo que era una especie de capricho, no se, era una idiota, perdón.
- Hey hey, no sos nada de idiota, nada malo, sos…sos –dios otra vez podrán salir estas palabras de mi? Pensó- hermosa en todo sentido.
- Yo hermosa?
- Si
Sus ojos se encontraron en el espacio del universo, ese pequeño espacio que los separaba se unió con esa mirada. Sintieron que podían ver todo el mundo del otro, pero por otro lado dudaban, aunque esto iba más allá, había amor.
Ella le tomo sus manos, las miro atentamente poniéndolo de frente, la luz del sol se calaba entre ellos, como vidrios armados perfectamente para que uno se complementara con el otro.
- Me encantan tus manos, ya se que puede ser tonto cuando se dice, pero son tan, únicas.
- Jajaj, mis manos?, que tienen de especial?
- Para empezar, son tuyas
- … -él simplemente la miro, la miro queriéndola consigo para siempre.
- Para terminar, me gustan simplemente, siento que podes resolver todo con una caricia, tus manos son únicas, la forma de los dedos, la fragilidad, no se.
- Tus ojos, siguen siendo mi adoración.
- Jajaj –ella entrecerró los ojos, y se sonrojó- que tienen de especiales?
- Su forma, lo que trasmiten, son perfectos, son hermoso, más hermoso que todo esto.
- Se alegran de que al menos eso de mi te siga gustando, je, los envidio.
- Pero son parte de vos, son tu…complemento perfecto. Vos sos tan hermosa como ellos…yo…-se quedó en silencio, una vez más algo nacía en él, pero ya no había miedo, se iba trasformando en luz renovadora y protectora del corazón que amaba, y después de tanto tiempo ella le correspondía en su totalidad- jamás te deje de querer.
- Y yo descubrí tarde que debía aceptar que siempre te quise.
- De verdad?
- Asintió con la cabeza sonriendo- siempre.
- … -el solo se limitó a sonreír, no podía articular palabra alguna.

- Puedo pedirte una sola cosa?
- Por supuesto -respondió
- Podrías darme esa puerta que antes me dabas para entrar a tu mundo, o prestarme tus ojos para ver con ellos como un telescopio? Algo que me deje ver más allá de todo esto que resulta ser de lo mas esencial.
Y entonces, él respondió...

M♪camelí.