miércoles, 12 de enero de 2011

Espere en línea, no corte.

El pequeño corazón que goza de pequeños placeres, se estremece ante el más mínimo sonido diminuto que se escucha cuando sabe que cae un árbol por la mano del hombre.
La pequeña intriga y desesperada entrega de lo eterno se vuelve sin fin como un círculo vicioso. El mar carece de agua, y bajan las olas, bajan las nubes y todo se inunda de pura neblina. Tras el bosque aparece una persona solitaria. Si uno camina lentamente y con paciencia lo vera más de cerca, vera que el escritor esta sentado bajo un árbol de roble, las hojas son enormes, verdes y algo cae de ellas. Las ultimas gotas que van muriendo en el piso húmedo de la última lluvia en el planeta. Todo queda en soledad, y el escrito sin mirar al frente sigue escribiendo.
El observador lo aprecia desde lejos, mira a su alrededor y no comprende donde se encuentra. Camina lentamente, y se impacienta, pero cuanto más quiere acercarse con ansiedad más se aleja.
El escritor sigue su curso, posada la espalda contra el árbol, mirada fija en la hoja, mano ágil y pies estirados y cruzados al terminar.
El observador mira al cielo, todo es gris, el sol esta cubierto con nubes, miles de nubes que se posan de tal manera que todo queda como una bella poesía. Poesía triste de corazón amargo y lágrimas crecientes.
El observador tarda días en llegar al escritor, el cual se ha quedado en lo suyo con ritmo parejo. Cuando finalmente llega, exhausto y cansado, extrañado mira al cielo, se ve celeste, el sol brilla. Pisa pasto, pasto y vida.
El escrito con un ademán exagerado alza la mano y apuñala la hoja terminando delicadamente su narración con un minúsculo punto.
- Señor?
- Si, que se le ofrece?
- Días y días lo he observado escribiendo, hasta que llegue por fin a la distancia correcta para plantearle una pregunta.
- Hágala sin miedo.
- Donde estoy?
- En el reloj de su corazón.
- Como?
-No es en vano todo lo que a esperado para plantearme esta pregunta, se a desesperado, pero no había llegado a nada. Cuando tomo conciencia de que lentamente y con convicción llegaría a mí, lo logró.
-Es qué?
-Solo eso. Ha venido aquí con un propósito. Conocerse a usted mismo. Pero no hacia falta, o a veces no hace falta hacer este viaje, usted cree estar ahora en un lugar en el cual no esta.
-Pero entonces…donde me he encontrado siempre?
-Dentro suyo, esta todo lo que necesita saber. Y ahora ha aprendido, a ser paciente.

El observador se sobresalta y cae de su cama. En la mano derecha estaba su brújula. En la izquierda una flor.
De repente tocan la puerta. Le han devuelto la conciencia, la razón.
- Quien es?
- Paquete para usted señor
- Si hola?
- Tome, es para usted. Un poco repetida, a la larga, como todo lo majestuoso y solemne. Sólo en lo pequeño hay verdadera variedad ¿no le parece?
- Perdón?
- Nada, tome. Disfrute el goce de aprender a esperar y que lo recompensen por ello. Que tenga buen día.


-M♪camelí.