sábado, 9 de abril de 2011

Vitalidad de la existencia

La mano que traza sin miedo las confecciones es la que realmente vale. El corazón se desenreda, se abre como una flor en primavera y se despoja de toda sensación que agota los sentidos del alma. La mano que me delata es la mía. Sin asco te confiesa que hay un espíritu de grandeza y honor ante el amor que es más vieja que la humedad. Nadie podría detener los valores del corazón.

Debo confesarte esta noche, la triste realidad, que agobia la mano que en este preciso momento me delata: mi alma se viste de dama antigua y se abanica seduciéndote, me ves ahí parada en tu puerta. Realmente me ves?

M♪camelí.

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[Gracias por dejarme una caricia al alma]