Efecto mariposa.

Se suele sentir una especie de adicción contradictoria al propio sentimiento que justamente se quiere evitar. Pero es imposible. El deseo te toma de las manos, y acorrala contra la pared, y te deja sin aliento.

Eso, y puede que un poco más.

Entonces se fija un motivo clave por el cual desistir, pensar en que esta mal soñar demasiado alto con tantos cuerpos heridos y corazones amargados. Pero resulta ser imposible.

Es casi amenazante la idea que él tenía. Secuestrarla y jamás soltarla. Jamás. Y jamás pedir rescate, y dejarla libre entre cuatro paredes de muros infinitos para que sus labios jamás se separaran.

Aunque todo era una perfecta idea de amor y adicción a ella misma, se tuvo que detener ante el paso siguiente que iba a dar.

Un golpeteo en la puerta, sutil golpeteo, hizo que él bajara del éxtasis de sus sueños más íntimos. Y mientras se dirigía a la puerta conservaba un estado inconciente, casi por pura obviedad sus piernas caminaban, una primero luego la otra.

Cuando abre la puerta le entregan una carta. Y luego el remitente se esfuma en un suspiro como si nadie hubiera jamás llamado a la puerta. Él se queda paralizado al leer el nombre de quien lo enviaba.

De repente su mundo callo tanto como en esas locuras que sucedían sucederle cuando hacia cosas demasiado oscuras como para que luego se acordase de que había pasado.

Son momentos en los que él, como ser humano mismo, deja salir su parte mas asesina en cuanto a cualquier cosa que desee. La carta traía dentro una flor seca, y en el final del papel estaba escrito: si tus manos llegaran a asfixiarme como lo hicieron esa noche y tu boca volviera a quedar marcada en todo mi cuerpo, eso solo puede significar que te encuentras conmigo…en tus pesadillas.

Él rompió la carta abruptamente, y las lágrimas le brotaron; no entendía que sucedía. La sala en la que estaba se volvió negra y las manos se le llenaron de sangre.

Recordó la locura de su amor, lo que sus propios deseos llegaron a causarle: una venda en los ojos, y sacar lo peor del ser humano.

By: Micaela