Es el mar, pues, como tus caricias bajo el agua. Tal vez tu corazón sea el océano más grande, el Pacifico cuando nuestros ojos se encuentran, o parte del Atlántico cuando las mareas se vuelven furiosas bajo las nubes y una resolana ciega la conciencia.
No son más que palabrerías las palabras que han caído al mar, no son más que brisas las que nos alientan a seguir adelante. Es, entonces, un cálido reflejo aireado lo que veo sobre el cielo, tu rostro ahí pintado de celeste y tus ojeras de nubes. Pues en el horizonte distante y delineado por los ángeles veo la unión entre ese mar que somos y ese cielo que eres. Tal vez ahí, se escondan tus ojos. Y tal vez en el reflejo del sol, en su sombra más oculta, tu mirada.
By: Micaela
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[Gracias por dejarme una caricia al alma]