La vida es un suspiro. Y los hay de sus clases, tanto de vidas como de suspiros.
Pero no hablare de tipo de vida que uno pueda vivir, voy a hablar de esta bocanada de aire con melancolía.
Suspiros que atraviesan los pulmones. Se inflan como un globo de helio, y cuando lo soltas sube alto, tan alto como los sueños. Los hay de tristeza, cuando te pincha en el pecho y salen suspiros con angustia. Los hay de amor, de esa galopante sensación de un corazón que late demasiado rápido, y no podes respirar correctamente.
La melancolía es, pues, una compañera. Me mira de cerca y de lejos, muchas veces es despiadada. Se tienta a carcajadas, o me mima. Generalmente la melancolía brota como la más rara flor que nace en medio del campo silvestre. Podría ser la mas bella, cuando la melancolía es compartida.
Sin embargo, y si ti, los suspiros de melancolía son una dulce canción que llenan todo el espacio de esta habitación. Por supuesto, aquí en París.
Pero no hablare de tipo de vida que uno pueda vivir, voy a hablar de esta bocanada de aire con melancolía.
Suspiros que atraviesan los pulmones. Se inflan como un globo de helio, y cuando lo soltas sube alto, tan alto como los sueños. Los hay de tristeza, cuando te pincha en el pecho y salen suspiros con angustia. Los hay de amor, de esa galopante sensación de un corazón que late demasiado rápido, y no podes respirar correctamente.
La melancolía es, pues, una compañera. Me mira de cerca y de lejos, muchas veces es despiadada. Se tienta a carcajadas, o me mima. Generalmente la melancolía brota como la más rara flor que nace en medio del campo silvestre. Podría ser la mas bella, cuando la melancolía es compartida.
Sin embargo, y si ti, los suspiros de melancolía son una dulce canción que llenan todo el espacio de esta habitación. Por supuesto, aquí en París.
By: Micaela B. Halacyan
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