"Los parpados son muy útiles para proteger los ojos; tanto que al final no los dejan asomarse a beber su vino de luz. Los ojos son para ver las estrellas" (Julio Cortazar)
La hamaca se balanceaba. Ella la miraba desde lejos, como
esperando otra brisa para flotar. La hamaca estaba a diez pasos de sus pies,
pero el árbol protegiéndola del sol era más cómodo, más
acogedor.
Lina se sintió tentada, inclinó la cabeza llevando sus
ojos al cielo y jugó con el sol y las hojas que bailaban como conquistando el
aire.
La hamaca se balanceaba, ella recordaba así su infancia. Su amor
en la plaza, un primer novio. Tenía ojos oscuros. Lina, descansaba y sonreía,
la ingenuidad tomó de sus brazos y la miró con confianza invitándola a volar.
Se levantó del cielo verde en el que reposaba y la hamaca dejo de
balancearse, como sabiendo lo que sucedería. Esperándola. Ella tomó las cuerdas
con sus manos, el asiento de madera gastada esperaba que se posara allí y así
empezar a volar la imaginación, el cuerpo mismo.
Lina sintió aquella felicidad de niña inocente, cuando nada
importaba. Solo esta el sol, el aire, los arboles, Dios observándola. Y la
hamaca, por supuesto, balanceándose, ahora con ella.
By: Micaela.Halacyan
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