domingo, 29 de junio de 2014

Paradójico

Se aburre. Entre tinieblas y rosas. Se le despliegan alas invisibles y vuelve a subir, alto y ondulado su cabello que despeinado destierra cualquier impureza en el aire.
La quietud lleva a Marie a vivir instantes donde la misma silla en el rincón la desanima y suspira. Casi respirar. Suspira. Tanto silencio la llega a envolver, la cubre como una mantita por la noche y acurruca mientras la dulce canción suena en su oreja, desde un susurro lejano. Un puente. Hay un río en el medio. Algo nuevo.
Marie piensa que la tierra gira tan rápidamente que todo sobre ella se mantiene en quietud, en su perfecto espacio-tiempo y sin embargo el cambio es inminente, algo absolutamente natural. Sospecha si esa quietud y esa rutina latiente en la que vive no está haciendo ese efecto en realidad. Si su vida es como el planeta que gira rápidamente y se traslada mientras todo sobre él mantiene su espacio-tiempo pero en permanente cambio, como dentro de una caja de cristal, que se mueve, que viaja, sueña, salta. Sospecha que tanto silencio de a ratos, que tanta quietud no es más que un atuendo del movimiento, disparador de algo nuevo que se acerca a toda velocidad, que traspasa su corazón, y tal vez mueve toda su estantería, cambiando sus libros de lugar y escribiendo nuevas poesías.

Ansias de leer esas nuevas poesías. Ansias. 

By: Micaela Nuné Halacyan
(el arte es un estado del alma)

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[Gracias por dejarme una caricia al alma]