jueves, 9 de diciembre de 2010

Vale... que a lo mejor me lo merezco, bueno.

Mi tiempo era ese, aquel tiempo cruel y despiadado que ahogaba mi corazón en un mar de lágrimas cada tarde, cada noche, cada ausencia del abandonador lógico no correspondido.
Tu tiempo era precioso, era tuyo, y lo querías compartir conmigo. Y mi tiempo no era el tuyo, no te deje compartirlo. Y tu tiempo se volvió frío y triste. Mi tiempo te lo arruinó, como la estúpida que era.
Los tiempos se dejaron estar en el tiempo del olvido y el sentir más pesado. Con tiempos diferentes compartimos nuestros tiempos con otros, si encontrar un correspondido.
Y resulta que ahora, mi tiempo, es mío. Para completamente compartirlo con vos. Mi tiempo coincide con aquel tiempo tuyo. Del amor, amor.
Pero el tuyo ha cambiado, no has querido saber nada de aquel tiempo, por un largo tiempo. Y ahora, que hago con todo esto?
Mi tiempo rema con un remo hasta aquel tiempo guardado dentro de ti. Y juro que a veces, me pierdo con tanta neblina del silencio, no hay gaviotas mostrándome el camino, ni tierra a la vista. Ni siquiera estoy remando contra la corriente. Simplemente estoy remando con un remo con mi tiempo hacia tu tiempo.
Qué quieres que haga!? Ahora ha llegado el tiempo que siempre tuve guardado dentro, que era tuyo, y lo tenía dentro, si lo tenía. Pero no lo podía ver.
Pero no importa, es muy complicado explicarte todo ahora, tengo poco tiempo y estoy sola en el río. Tengo algunas manos dando vuelta, pero la que esta en el bote soy yo.
Y siento, aquí adentro, en mi tiempo, que vale la pena intentar llegar hasta el fondo de tu corazón. Y encontrar ese tiempo que tuviste de amor, así lo compartimos y estamos sincronizados, por una vez en nuestras vidas.
Ni amor, ni espera, ni combate del nadador contra la nada. Con languidez de cortesana mira a su río Buenos Aires.
El tiempo es, en realidad, ese gris compadre pintando allí,…sin hacer nada. Y solo juega con nuestros tiempos.
Los tiempos del corazón.



-Mca,el.a

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