Me quito de encima toda mi ropa, mi bolso, mis aros, todo. Me consuela un vestido azul en mi ropero y me lo visto vistiéndome otra vez, con una liviandad que solo esa prenda me puede dar.
Mi cama, me espera fiel en su lugar, mis libros al lado. Me tientan a estar todo el día en ellos, los miro y tengo otras mil cosas más para hacer.
Pero me tomo momentos como estos para entrar en mi mundo y en mis obsesión del arte y mis sensaciones. Y me vuelvo a sentir verdaderamente yo.
Tengo tantos tesoros en mi vida, que jamás podría sentirme sola. Ni por esas almas que están siempre a mi lado, ni por todos los objetos preciados que tengo.
Miro, miro mi mundo una vez más, y sonrío. Me sienta bien sentarme a escribir y compartir con vos, querido/a lector/ra una parte de todo lo que circularmente me rodea.
M♪camelí.
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[Gracias por dejarme una caricia al alma]