viernes, 15 de julio de 2011

Vidas (1)

Procede el navegante sin rumbo, y un cataclismo lo toma de las manos. Es un hombre, y nadie lo ve, pero el respeto no le falta.

En el mar mira su reflejo, en las mismas aguas que lo vieron nacer. Las velas soplan hacia el sur…el viento se convierte en ráfaga y al mismo tiempo en una tempestad. Una tempestad que se convierte en su último aire y suspiro.

De repente se da vuelta el gran barco. Queda bajo el agua, bajo cenizas mojadas. La superficie esta demasiado lejos de sus pulmones.

Lentamente cierra los ojos.

By: Micaela.

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[Gracias por dejarme una caricia al alma]