viernes, 3 de enero de 2014

Diario de la lejana (42)

Siento que algo queda en el tintero. Como quien quiere escribir un retrato propio y dibujar con palabras lo mejor que se pueda la curva diminuta del labio que surca horizontes pasajeros y llega a la nariz, como quien percibe a la distancia el aroma del antiguo don de fluir.
La lejana crea con su vestido rojísimo un mundo de fantasías que deja estelas a su paso invitando al ser humano a florecer y permitirse inundar corazones dormidos con la dulce miel de sus manos.
Allí la lejana se detiene a medio camino del puente en Paris, abre las manos y comprende que repentinas gotas de lluvia, casi soberbias, se deslizan por todo su atuendo. Incluso mojan, a penas, aquella curva diminuta del labio que surca horizontes pasajeros que una vez quiso pintar de palabras escritas el aire.
Como quien bebe la vida entera y la descubre, incluso antes de vivirla, la lejana descubrió que su vestido rojo era la epifanía permanente de la pasión. 
By: Nuné
(el arte es un estado del alma)

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[Gracias por dejarme una caricia al alma]