lunes, 20 de enero de 2014

Jugar al cíclope (11)

Y no tener que acordarme de tus muñequitos de porcelana, la variabilidad con la que te mueves sin saberlo. Viste como es esto, saludas a la gente que se regodea al verte, te aclama. Te observo sentada en la esquina de la habitación, la pierna derecha sobre la izquierda, la copa delicadamente sostenida, uñas rojas, labios por igual, pelo delator de locura y pasión. Te observo sentada.
La mano en la cintura beso en la mejilla, la saludas como si nada, sos conciente de tu perfección, juego de tarjeta postal y regalo de cumpleaños. Las mujeres se te acercan, creo descubrir muecas de dudas y el indescriptible deseo de poseerte de alguna forma. Te observo sentada en la esquina de la habitación, la pierna derecha sobre la izquierda, la copa delicadamente sostenida, uñas rojas, labios por igual, pelo delator de locura y pasión. Te observo sentada. Sonrío.
Caminas tan elegante, te lo dijeron? La moda te queda de luna llena y suspiros de amanecer. Vaya a saber uno, si tu cuello no esconde el perfume de tus juegos de seducción. Y tus muñequitos te siguen. La gente te saluda, habla, ríe, juega. Miras y guiñas el ojo, sos natural. No podes evitarlo, ellas se acercan y las tomas de la cintura, creo poder ver sus vestidos destrozados y tirados por la habitación. A no, esos son sus deseos, lo había olvidado, puedo leer sus mentes.
Te observo sentada en la esquina de la habitación, la pierna derecha sobre la izquierda, la copa delicadamente sostenida, uñas rojas, labios por igual, pelo delator de locura y pasión. Te observo sentada. Sonrío. Espero.
Caminas incansablemente, “Hola que tal?”, “Como has estado?”, “Por supuesto que iré a la fiesta!”. Dentro de tu eterno adormecimiento mirando para todos lados, nos cruzamos entre miradas que se clavan en hojas de papel, tinta china, nuevos sueños, un extraño deseo, un perfume delator y susurros antiguos. Entre toda esa gente ahora lo comprendes, y observas interminables minutos a la joven sentada en la esquina con la pierna derecha sobre la izquierda que sostiene una copa delicadamente, tiene las uñas rojas y labios por igual; comprendes como nadie que su pelo es delator de locura y pasión…entonces la sonrisa que se dibuja en ella te es familiar. Ahora lo entendés, y esté quien esté, tus ojos van a seguir posándose en ella por horas. Tratando de saber lo que se esconde en su mirada, tal vez…

Solo te observo. Sonrío. Espero. 

By: Nuné
(el arte es un estado del alma)

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